miércoles, 25 de mayo de 2011

Un 25 de mayo de 2003...

"La Nación fue testigo de los primeros momentos del Presidente en la Casa Rosada y lo acompañó durante el saludo que dirigió desde el balcón, frente a la Plaza de Mayo. Kirchner estaba radiante, eufórico. Pero cuando salió al balcón y vio a la gente en la Plaza de Mayo se emocionó."

"No le importaban la banda arrugada y su saco cruzado siempre abierto que, por estar mal acomodado, le dejaba por momentos una manga más larga que la otra. Se sentía el optimismo. El Presidente dijo varias veces: 'Tenemos una gran responsabilidad'."

"El comentario de todos era la ruptura del protocolo que hizo el Presidente antes de ingresar en la Casa Rosada, cuando saludó a la gente en la Plaza de Mayo y, por el caos generado, recibió un golpe en la frente y ni siquiera pudo cumplir con el ritual de entraba en la Casa Rosada con su esposa."

"Subió las escaleras entre apretujones, la primera dama iba adelante, y cuando llegó por primera vez a su despacho tuvieron que curarle la herida. Llegó al Salón Blanco para tomar juramento a sus ministros con un apósito en la frente. Siempre sonriente y haciendo su típico gesto: los puños cerrados y los brazos en alto que usa al tiempo que dice 'fuerza'."

"La salida al balcón de la Casa Rosada no estaba prevista porque desde que se convirtió en presidente electo Kirchner nunca dijo si iba o no a utilizarlo. La decisión la tomó en el despacho, después de la jura de sus ministros y de un rato de festejo en la intimidad."

"Estaba entre sus familiares y colaboradores cuando el Presidente dijo: 'Vamos, quiero ir al balcón a saludar a la gente'. En ese instante algunos lo miraron como preguntándose si era en serio que se asomaría. 'No hay duda, vamos al balcón', dijo Kirchner. La primera dama caminaba despacio. 'Estoy muy emocionado', dijo el Presidente a la Nación."

"Caminaba despacio, quería saludar a todo el mundo. Oscar Parrilli, amigo hace años y secretario general de la Presidencia, le decía: 'Qué tranquilo que estás'."

"Cuando se asomó con su esposa, Scioli y Karina Rabolini, se le llenaron los ojos de lágrimas; abrazó a su mujer y a su hija."

"'Esto me partió el corazón', dijo el Presidente. Disfrutó diez minutos a pura emoción custodiado siempre por Miguel Núñez, su vocero. No quería irse, pero le avisaron que había que ir al Tedéum. En la intimidad del balcón, ministros y colaboradores de confianza corearon con la gente: 'Olé, olé, olé, Lupo, Lupo...' Kirchner estaba conmovido, igual que su esposa."

"Otra vez hubo un caos y estalló un vidrio de una de las puertas que da al balcón. Kirchner seguía exultante. Volvió unos minutos al despacho, donde todavía no había podido probar el sillón que será suyo durante los próximos cuatro años y siete meses."